1971 - 2007
He comprobado en tantos años que la cercanía no siempre asegura saber todo sobre el otro
y la juventud, menos.
Como hemos tenido con Zaira las dos cosas,
La supe entonces,
de casi todos los modos y maneras,
hasta que recorrimos juntos
un camino diferente.
El Camino de Santiago nos tuvo juntos y cercanos,
conectados las veinticuatro sobre veinticuatro horas del día,
por treinta y seis días,
y eso me permitió saberla y entenderla un poco más.
Lo que prometía ser una aventura mochilera,
se convirtió en un camino de equilibrio
y eran muchos los silencios que se formaban al caminar,
“Silencio exterior que posibilite el silencio interior. “
y lo supe sin haberlo leído antes.
¡A cuánta ermita, capilla, monasterio, iglesia,…
en silencio la ví entrar y en silencio la ví salir!
Sentí que había llegado la hora de saldar la deuda.
Estaba casi todo dicho, menos lo que me restaba por decir:
“Te debo el casamiento por Iglesia.”
Siempre me había escudado como judío y como persona
en su determinación de convertirse al judaísmo para poder casarse conmigo.
“No dejo una religión para tomar otra,
estoy aquí para limar asperezas familiares.”
me la hizo fácil …
Lo destacable es, que por esto no hubo ni hay asperezas matrimoniales que no pudiéramos o podamos limar.
Nos casaremos por Iglesia. Habrá dispensa y Cura.
El oficio y sentimiento espiritual en ésta ocasión
serán acordes con los de Zaira, en lo exterior y en lo interior.
Yo no me convierto
y a diferencia de ella entonces, sólo acompaño.
Es entonces que en esa ceremonia en la que se llevan a cabo los ritos cristianos, yo renuevo, renovo, reavivo, …
los votos matrimoniales con Zaira.
Y en ese acto los hago retroactivos al 4 de noviembre de 1971, día en que nos casamos bajo ritos judíos
y asumí un compromiso que seguiré cumpliendo.
Caminé treinta y seis días y comprobé que no me había
equivocado de senda.
Van treinta y seis años…
y seguimos andando ...
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