Sentada sola, meditando, poniendo a la
mente flotar sin apurarla, como dejándola pastar a su antojo en los antes
fértiles prados de la imaginación, dejaba pasar las horas con una mirada entre
lejana y memoriosa, que se perdía hacia el horizonte, que también ella sentía
que se desvanecía en el más allá.
Se le desdibujaba el
panorama, y no clareaba a la justa medida de sus aspiraciones. Quieta, como ya
supo entonces esperar, así, en esa languidez aparente, un torbellino de ideas
se le amontonaban, pero nada hacía pensar en que algo la sacaría en breve de
esa postura.
El aporte. “Esa es la
cuestión”, parafraseaba en el disfrute, conocedora de pretéritos aciertos.
Porque sí, de algún modo se sentía con cierto derecho a participar en los
frutos del logro. Había sido, en su momento, promotora del famoso parlamento. Susurrando una idea,
salpicando una palabra por aquí, un verbo por allá, miraba ansiosa --cual una madre
en el acto de fin de año- , esperando aquél instante de chispa creadora que le
pusiera de alguna manera punto final a su esmerada tarea. Porque no es sólo
motivación, de esa puede haber mucha. El meollo está en el aporte. En agregar
algo de su propia cosecha. Ya no importa si tiene la influencia de éste o de
aquél. Tiene que tener algo novedoso, como una lectura diferente, como un plato
de comida conocido, pero con sabores nuevos, conquistadores de paladares tan
desconocidos como exigentes. Esa era su labor. Para eso se había ganado,
trabajosamente, su nombre más mentado: la musa inspiradora. Y no es fácil
bajarse del podio. ¡Y que lo digan!
¡Cuántos de sus entenados yacen en el más profundo de los olvidos,
habiendo bebido en la copa del éxito hasta dejarla sin una sola gota, y ahora
seca y abandonada, no calma ya la sed de su dueño, y queda guardada en
desesperanzada espera.
Además, los tiempos que corren no ayudan. A
ella no la auxilian, al menos por ahora. Su hoy aparente aliada –la
superestrella, la internet- le juega la mala pasada de haber aumentado
significativamente la cantidad, pero no así la calidad en el resultado final de su labor. Y se
devanaba los sesos pensando en cómo volver a la tinta, la pluma y el papel, tan
apreciados por ella.
Pero se tiene que
rendir a la evidencia. Ya nunca más se caminaría por esos senderos, ni ya más
se hablaría en ese rico idioma. Todo cambia, sería la consigna vencedora, y así
había que asumirlo, o pronto tendría que dejar el paso, derrotada, a otra musa
inspiradora mas actualizada y por qué no, más joven todavía.
Pero la experiencia y
los años entregados a su saber y entender –porque “el diablo sabe por diablo,
pero más sabe por viejo”- deberían darle alguna ventaja. Y la ventaja consistía
en no dejarse rendir. La resistencia que le otorgaba el entrenamiento, daría
finalmente sus frutos. Un fulgor en los ojos, una leve tensión muscular, un
aceleramiento en el latir, le hacían sentir que estaba de nuevo en carrera. Le
había tocado a ella (por fin) ser blanco de la ayuda de su gran patrón; el gran
creativo, el dueño del fin y del principio de las cosas. Ese no la podía dejar
sola. Volvió entonces la mirada a aquél país tantas veces
visitado, y en prolongado zoom, halló la archiconocida ventana por
donde colarse, y ahora, dulcemente acariciadora, comenzaba a desgranar su
regalo de certeras ideas, que dejaba sutilmente alojadas en la mente dormida
pero en ansiosa espera.
Y el arte despertó, y el hombre despertó, y la mano despertó, y la idea germinó.
Ya sé dijo, "acordando" exaltado. Y así nació esa criatura que daría vuelta al mundo, que sería leída en innumerables idiomas. He aquí el aporte, la original manero de plantear aquel manido tema. Finalmente. Ahora a seguir con la cotidiana tarea, la más difícil, la multifacética y multitudinaria.
Vaya y toque en cada puerta.Vaya y susurre en cada oído. Dirija cada ojo y cada mano a nuevos objetivos, y serás de nuevo tan prístina como siempre quisiste ser.
Con el triunfo evidente en su rostro -"perversa polimorfa-, paladeando su premio lenta y profundamente, sintiendo todos los sabores de la victoria -como un niño que descubriera la mejor golosina-,deja su apoltronado sillón, y se dispone a viajar por el tiempo, rememorando -otra vez emocionada-aquellos (sus) inmortales versos: "podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía". Bernie
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Y el arte despertó, y el hombre despertó, y la mano despertó, y la idea germinó.
Ya sé dijo, "acordando" exaltado. Y así nació esa criatura que daría vuelta al mundo, que sería leída en innumerables idiomas. He aquí el aporte, la original manero de plantear aquel manido tema. Finalmente. Ahora a seguir con la cotidiana tarea, la más difícil, la multifacética y multitudinaria.
Vaya y toque en cada puerta.Vaya y susurre en cada oído. Dirija cada ojo y cada mano a nuevos objetivos, y serás de nuevo tan prístina como siempre quisiste ser.
Con el triunfo evidente en su rostro -"perversa polimorfa-, paladeando su premio lenta y profundamente, sintiendo todos los sabores de la victoria -como un niño que descubriera la mejor golosina-,deja su apoltronado sillón, y se dispone a viajar por el tiempo, rememorando -otra vez emocionada-aquellos (sus) inmortales versos: "podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía". Bernie
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