Recuerdo, entre otras, aquellas que contaban las aventuras de Cisco Kid, que montaba un “malacara” negro, y Pancho (su Sancho panza, o lo más parecido).
Era, recién ahora caigo en la cuenta, como dos en uno, pues en cuanto al nombre se refiere, Cisco debería ser el final de Francisco, y Pancho se les llama a los Franciscos, al menos acá, por mis lares.
Ya no compro ni canjeo más de aquellas revistas, pero la vida tiene un andar en círculos, que a veces te depara algunas sorpresas.
Ésta vez, otra vez en los sesenta (acabo de cumplir sesenta y seis), reaparece Francisco-Pancho, montado sobre Diablo -¡oh, coincidencia!, tres en uno, para defender a los pobres y frenar a los ricos y que todos podamos decir, al final de cada cosa que éste Papa hace o dice: ¡Oh, Cisco, oh, Pancho!, al igual que en los finales de cada capítulo.
Aquellas aventuras que veíamos en las revistitas, no eran para reírse, y las que le vemos protagonizar a Francisco ahora, tampoco. Y siguen las coincidencias.
La cosa va en serio, y los “malos”- como solíamos decir-, la van a pasar bastante mal de ahora en más.
Cisco Kid no sabía de pedófilos; Cisco kid no sabía de maniobras fraudulentas en el Vaticano, Cisco Kid no sabía que el infierno no era tal. Pero debiera haberlo sabido, nos hubiéramos ahorrado años de pesares y penurias ocultas.
Por suerte, el Cisco que ahora nos toca vivir, también maneja las riendas del Diablo, y de estas cosas que desconocía su antecesor (el de la revista, claro), se está ocupando, y muy bien por cierto.
Y la “malacara” la luce solamente el caballo, porque el que está en la foto de arriba, además, tiene un gesto bonachón, que llama a subirse a su grupa.
“A galopar, a galopar, hasta………….” (Rafael Alberti)
Bernie5422
Recuerdo, entre otras, aquellas que contaban las aventuras de Cisco Kid, que montaba un “malacara” negro, y Pancho (su Sancho panza, o lo más parecido).
Era, recién ahora caigo en la cuenta, como dos en uno, pues en cuanto al nombre se refiere, Cisco debería ser el final de Francisco, y Pancho se les llama a los Franciscos, al menos acá, por mis lares.
Ya no compro ni canjeo más de aquellas revistas, pero la vida tiene un andar en círculos, que a veces te depara algunas sorpresas.
Ésta vez, otra vez en los sesenta (acabo de cumplir sesenta y seis), reaparece Francisco-Pancho, montado sobre Diablo -¡oh, coincidencia!, tres en uno, para defender a los pobres y frenar a los ricos y que todos podamos decir, al final de cada cosa que éste Papa hace o dice: ¡Oh, Cisco, oh, Pancho!, al igual que en los finales de cada capítulo.
Aquellas aventuras que veíamos en las revistitas, no eran para reírse, y las que le vemos protagonizar a Francisco ahora, tampoco. Y siguen las coincidencias.
La cosa va en serio, y los “malos”- como solíamos decir-, la van a pasar bastante mal de ahora en más.
Cisco Kid no sabía de pedófilos; Cisco kid no sabía de maniobras fraudulentas en el Vaticano, Cisco Kid no sabía que el infierno no era tal. Pero debiera haberlo sabido, nos hubiéramos ahorrado años de pesares y penurias ocultas.
Por suerte, el Cisco que ahora nos toca vivir, también maneja las riendas del Diablo, y de estas cosas que desconocía su antecesor (el de la revista, claro), se está ocupando, y muy bien por cierto.
Y la “malacara” la luce solamente el caballo, porque el que está en la foto de arriba, además, tiene un gesto bonachón, que llama a subirse a su grupa.
“A galopar, a galopar, hasta………….”
Bernie5422
Recuerdo, entre otras, aquellas que contaban las aventuras de Cisco Kid, que montaba un “malacara” negro, y Pancho (su Sancho panza, o lo más parecido).
Era, recién ahora caigo en la cuenta, como dos en uno, pues en cuanto al nombre se refiere, Cisco debería ser el final de Francisco, y Pancho se les llama a los Franciscos, al menos acá, por mis lares.
Ya no compro ni canjeo más de aquellas revistas, pero la vida tiene un andar en círculos, que a veces te depara algunas sorpresas.
Ésta vez, otra vez en los sesenta (acabo de cumplir sesenta y seis), reaparece Francisco-Pancho, montado sobre Diablo -¡oh, coincidencia!, tres en uno, para defender a los pobres y frenar a los ricos y que todos podamos decir, al final de cada cosa que éste Papa hace o dice: ¡Oh, Cisco, oh, Pancho!, al igual que en los finales de cada capítulo.
Aquellas aventuras que veíamos en las revistitas, no eran para reírse, y las que le vemos protagonizar a Francisco ahora, tampoco. Y siguen las coincidencias.
La cosa va en serio, y los “malos”- como solíamos decir-, la van a pasar bastante mal de ahora en más.
Cisco Kid no sabía de pedófilos; Cisco kid no sabía de maniobras fraudulentas en el Vaticano, Cisco Kid no sabía que el infierno no era tal. Pero debiera haberlo sabido, nos hubiéramos ahorrado años de pesares y penurias ocultas.
Por suerte, el Cisco que ahora nos toca vivir, también maneja las riendas del Diablo, y de estas cosas que desconocía su antecesor (el de la revista, claro), se está ocupando, y muy bien por cierto.
Y la “malacara” la luce solamente el caballo, porque el que está en la foto de arriba, además, tiene un gesto bonachón, que llama a subirse a su grupa.
“A galopar, a galopar, hasta………….”
Bernie5422