*escrito y dedicado a todos,en los que me incluyo, claro.
Lo cierto que son tantos los Buenos Aires que me han tocado vivir , que me tomo los vientos. He oído comentarios que hacen al título, que lo que comenzó hace 32 años era una " quijotada " y desempolvando recuerdos, diría que no se equivocaron en mucho con la analogía, pues debo reconocer que ir y volver a los molinos (de tantas y diversas maneras y tantas y diversas circunstancias), te termina haciendo polvo.
No obstante, no es mi idea " poner los pies en polvorosa", sino que como les he comunicado a mis pacientes, selecciono para el tramo final o para el último capítulo de la gesta, una actividad que hoy es más afín con mis capacidades profesionales.
Había que hacer un corte y debía ser " a lo cirujano " y como (que) me han llamado a mi juego, acá me la estoy jugando y sentándome con cada uno a explicarle razones y motivos , y recibiendo para mi sorpresa ( quizás no tanto ) y para mi contento - ahora sí tanto más de lo que esperaba y menos de lo que deseaba-,(cada uno es como es ) , un agradecimiento y un reconocimiento, por tantos años de constante y pertinaz presencia en la consulta , solucionando cada vez las dificultades circunstanciales. No es un mérito, aunque lo destaquen, es el resultado de una personalidad desafiante, orgullosa ,pagada de sí, pero con sentido de la ética y de la responsabilidad, lo que sustentó la quijotada.
Se pagaron precios, no podría haber sido distinto, y no los he pagado yo solo.Las innumerables páginas en blanco de esta novela que (la) Zaira Dulcinea y mis hijos tuvieron que escribir en mi ausencia, " no están escritas "( vale ). Y viceversa.
Forman parte de un inmenso anecdotario lleno de todos los matices y colores que han ( se puede decir ) enriquecido de alguna manera mi existencia; o sea que he pagado, pero me he enriquecido....¿qué loco , no ?.
Hasta acá lo que (he estimado ) se me ha ocurrido (antojado ) escribir sobre el tema. De acá en adelante, sólo redundar, así que retomo el hilo y con un " gracias por todo ", le pongo (doy) un punto final.
Bernie, el doc.