Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

18 jul 2014

LOS RETOÑOS FOTO-TEXTO

   -Se gestó, se gestó, se gestó....y así por largos nueve meses, y tras de interminables 36 horas de pujos y dolores, alumbró la sala "eso" que era nuestro primer hijo. Un aplastado y mortificado bebé, que se quería quedar donde estaba mucho más cómodo, tanto, que apenas apareció en público, lloró. Lloró con una bocota que le gastaba media cara, y que de grande le sirvió a sus amigotes para apodarlo "el boca". Lo más gracioso que le oí decir a uno de ellos fue " cuando el boca quiere decir yo, no puede, le sale nosotros.  Así, con esa boca lloró.
Con la misma que a los dieciocho años cantaba en la Escuela Nacional de ópera de Montevideo. Con esa misma que cantó, como coreuta y solista, años más tarde, en algunas salas de Roma, y luego en los mejores teatros de Viena, donde hoy reside en forma permanente.
Evoluciona y muta permanentemente, y desde hace varios años enseña tango a chicos con discapacidades ( síndrome de Down, autistas, etc..) , en los dos continentes: en Europa y en América del Sur.
Y se puede decir que hay un antes y un después. Y se puede decir ¿porqué no? que hay un antes y varios después, pues parecería como que le van saliendo diferentes y atractivas, coloridas alas, que superpuestas a las anteriores, le otorgan una capacidad de vuelo, que sólo mejora con la llegada de una nueva. Con el advenimiento de otro después.
Dicen que los hijos son como una masa de arcilla que uno va modelando. Lo que no dicen es que los padres vamos siendo moldeados también, con el paso de los años, en manos de nuestros hijos, y acompañando con esos cambios, los suyos.
No tenemos esas alas, pero disfrutamos, la más de las veces, viéndolos volar.
La pregunta es: ¿seré capaz de acompañar con mis pequeñas metamorfosis adaptativas  su próximo después?
Después tengo, además, dos hijas, por las que también me metamorfoseo, ¡y cómo!, por supuesto. Terminaré peor que el personaje de Kafka: triple metamorfosis en una sola. Pero contento.
¿Qué vendrá después?..., se los diré entonces.
                                                                               Bernie5422

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