Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

18 jul 2014

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

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Lo que no ha hecho el hombre en su desesperación, o afán por descubrir el modo de volver al pasado, no está escrito. Bueno, para eso es que estoy sentado, hoy, aquí presente.
Hemos visto películas, la más de ellas espantosamente malas; las hemos disfrutado mucho, como “Recuerdos del futuro”, inteligente desde el título; “Volver al futuro”, de matiné, pero era buena la propuesta, y los “defectos especiales”, como diría un amigo de mi familia.
Hemos leído, y cito nuevamente a Bradbury, aquél magistral cuento futurista (sic) en que en pleno final eleccionario en el que triunfa el senador A, contra el B, sale una expedición al pasado, llena de turistas, esa vez. La única condición inviolable era pisar sólo el camino de piedras al bajar de la nave, y no tocar absolutamente nada. Sólo observar.
En un desventurado tropiezo, alguno de ellos, vuelca de lado una de las piedras, y su bota no pude evitar aplastar a un insecto que salía por debajo de ella.
Al regresar a casa, había ganado las elecciones el otro, el señor B. Simplemente genial, como todo lo escrito por él.
También están descritas todas las experiencias de regresión hipnótica en nuestra vida actual, y hasta nos atrevemos a contar las de nuestras vidas pasadas. Y no podemos olvidar a “vida después de la vida” de la famoso y controvertido doctor del que ahora no recuerdo el nombre, pero antes lo hacía.(Moody....¡puf!)
Continuando con el hilo que proponen esos autores, pienso o especulo, que lo estremecedor del proyecto, es que no sabemos “a priori”, de los efectos que podrían tener esas ansiadas incursiones. Como así-y de eso también se ha hablado- de los impactos colaterales que se producirían al cumplirse los deseos pedidos al famoso “genio de la lámpara”.
Ponerse a imaginar consecuencias colaterales en el caso de serles otorgado ese deseo, y podrán comprobar que mejor lo encierran de vuelta en la lámpara, y que otro acepte el desafío.
Y todo esto lo he escrito ni más ni menos que para contarles otra anécdota de mi nietita Valentina (cediendo a la amable sugerencia de mi amigo Slictik ) y muy a mi pesar, como debe corresponder en éstos casos.
La escena es la de una “liviana” charla entre la nieta y su abuela, en éste caso particular, Zaira, mi esposa
La nena (4, creo que se los he dicho alguna vez, no estoy seguro,jaja ) pregunta:
¿Abuela, cómo se hace para volver al pasado?,.
¿Porqué? responde Zaira, que todavía no sabía lo que se venía a continuación.
Porque a mí no me gusta la persona que soy hoy.(Así nomás).
Ahí Zaira se da cuenta que la nena habla de su frustración y de sus celos pues desde hace unos meses comparte su vida con un hermanito que le despierta sentimientos encontrados.
Bueno, Vale, pensá en tu último cumpleaños ( Guillermo no había nacido aún. Astuta la abuelita) y en cómo disfrutaste de esa fiestita y así podrás volver al pasado.
Un gracias abuela (dicho casi con conmiseración, ella esperaba otra cosa), de parte de la nena, y santas pascuas. Bueno, no tan así, pues pocos días más tarde, y enfrentada a su madre en una pelea casera y en pleno llanto, le dijo….¿ Y para qué me serviría ir al pasado, si tendría que vivir todo de nuevo, y estaría aquí llorando otra vez?
Nos hemos dado cuenta que Vale concientizó el problema, lo verbalizó, buscó una solución, la intelectualizó, y anticipó su fracaso, verbalizándo en convulvivo llanto, otra vez.
Felizmente, la madre aprovechó para elaborar una acertada y maternal respuesta.
Vale, le dijo, no podemos volver al pasado, y tampoco ir al futuro, de modo que sólo tenemos el presente, para mejorarlo y ser cada vez más felices. Con esa respuesta , mi nieta recibió contención y paz de espíritu.
Fin de la historia, por ahora.
¿Soy yo, o estoy oyendo aclamaciones llenas de ojos húmedos acompañadas con gestos de sorpresa y ¡oh.oh.0h! causados por descubrir la capacidad de abstracción de una niña de tan sólo cuatro años, que no recuerdo si les advertí de ese relevante (no hallé un superlativo adecuado) detalle. :lol:
Bueno, querido Slictik (mi moderador literario ) tú te lo buscaste. ¿Querías anécdotas de Valentina? Na´más pedirlas, hombre. Pero….¿ disponés de tiempo?, porque recuerdo que una vez…….....
Bernie et al.

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