Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

8 feb 2014

¡ LEVEN ANCLAS !


Viaje del Parnaso es una obra narrativa en verso de Miguel de Cervantes publicada el año 1614 escrita en tercetos que cuenta el viaje al monte Parnaso de Cervantes y los mejores poetas españoles para librar una batalla alegórica contra los malos poetas.El poema cuenta un viaje literario, por geografías reales y míticas, en el que Miguel de Cervantes, montado en una mula, emprende la misión de reclutar a los mejores poetas españoles para librar una batalla contra los poetas mediocres. Para ello viajará de Madrid a Valencia, donde con ayuda de Mercurio, reúne un contingente de buenos poetas y se hacen a la mar en un barcoalegórico, hecho de versos, con destino al Parnaso, donde librarán una batalla contra los poetastros que pretenden tomarlo. En el viaje marítimo, partiendo de Cartagena, avistan GénovaRomaNápoles y consiguen pasar el peligroso estrecho de Mesina, entre Escila y Caribdis, deidades a quienes tienen que aplacar ofreciéndoles el sacrificio de Antonio de Lofraso, uno de los poetas embarcados. Finalmente, no se llega a arrojar al atemorizado poeta sardo y, tras encontrarse con un bajel de malos poetas, a quienes Apolo castiga utilizando la fuerza de Neptuno, que los hace naufragar (aunque su furia es aplacada luego por las artes amatorias de Venus), el ejército llega a la falda del monte Parnaso, beben las aguas de la fuente de Castalia y son recibidos por el propio Apolo, dios de la poesía.
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                                                                                                                                                                                                                                    ¡LEVEN ANCLAS!


                                                                                                                                                                   La poética barcaza se dispone a zarpar , y un poderoso y manco brazo en vilo señala el derrotero.
Como evocando el pasado glorioso del mas grande navegante de la mística bíblica, ha sido atestada de ejemplares -ejemplares únicos- poetas terrenales, prestos a librar la más fútil de las batallas: laureados poetas contra esmerados poetastros.
Endiosados por el éxito, apuntan también a obtener una épica victoria: impedir que las hordas de malos y fracasados escribas logren siquiera un abordaje a la invencible madre de todas las naves. La única embarcación nunca antes imaginada, capaz con sólo una fantástica armadura de estrofas, de vencer a cientos de miles de enemigos armados hasta los dedos con toda suerte de afilados grafos, que a modo de deficientes garfios, amenazan detener el inefable avance de los más encumbrados poetas, que rimando con todas sus fuerzas hacen parecer que la imponente embarcación más que navegar, vuela.
Pues de eso se trata.  Sólo con letras, pero dispuestas en elegante postura, transforman la basta realidad en una - no menos real- imaginada de tal modo que sea imposible disociar una de la otra.
Dotada fue ( la poesía ) de tal corteza, para resistir el paso del tiempo, y asimismo a los nuevos reformistas esquemas de escritura, en manos de progresistas guerreros.
De ahí su envidiable ventaja.
Lo que probablemente ignoraran los marineros-poetas, era que a la saga, en invisible chalupa, bogaban también los prosistas.  Ellos  aportarían a la fantástica argamasa un material imprescindible para construir juntos el templo al manuscrito. Excavado en algún lugar del monte, y al amparo del dominio de los dioses, habían logrado obtener un terreno virtual donde levantar su propio santuario.
Una nueva religión tomaba cuerpo.  Esta vez los dioses no emulaban formas humanas o terrenales.  La idea era no competir con los del Olimpo, sino rendir culto al idioma como ser supremo, y servir en sacerdocio a la fonética, la declamación, la rima, la sintaxis, la ortografía, al fraseo, y al parafraseo también.
Para no volver jamás, no quemarían sus naves, las desarmarían de tal modo que prosas y versos sirvieran para moldear pisos, paredes, jardines y paseos de tan mágico lugar.
Cada ventana  perimetrada con todas las letras del alfabeto, añadía como toque de creatividad, cada una un alfabeto diferente.  De esa manera se comunicaban unas con otras y no era preciso traducir nada.
Curiosas, las musas, rondaban alrededor, y como ilustres y deseados visitantes tocaban a su puerta de tanto en tanto.
Los de adentro, las dejaban pasar.
Doy con mi abarca un paso al costado, y dejo que aquellos que calcen mejores krepis , krepidois, minfides o embádes hagan camino al andar.  Continuará.........a buen ritmo, si así lo quieren los dioses.



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