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El refrán dice que “hombre prevenido vale por dos”,
pero eso no asegura que a la hora de sacar la cuenta, eso signifique
necesariamente una ventaja. Todo va a depender de en qué terreno se pretenda
triunfar. También se sabe que “el que mucho abarca poco aprieta” o que no es
fácil dar batalla en varios frentes a la vez.
El olfato; la agudeza de la visión; la sensibilidad de
la audición; la intuición y los rápidos reflejos no lo son todo. Para ser
ganador se precisa del oponente, como en el yudo. En esa técnica de lucha
milenaria, se aprovecha de los movimientos del contrario para neutralizarlo. Saber
los costados débiles del adversario y conocer sus fortalezas, otorgan
importantes resto para el desafío, sea el que sea.
De una manera u otra, todo esto forma parte del saber
popular, y no merece mayores explicaciones.
Ahora bien, que se sepa aplicar correctamente, eso, es
“harina de otro costal”.
Podemos tomar como ejemplo el hogar de los Herac,
donde viven Lerna y su marido Julio, y echarle un ojo. Es un piso en un barrio
céntrico de la ciudad, en la esquina mismo de Robles y Gral.Santander, a un
paso de todo. Con mencionar que ella va a trabajar y al gimnasio en bicicleta,
está todo dicho.
Él, en cambio, se desplaza en tren, pues trabaja de
traje y corbata en el banco, e ir y volver en bici no le cuaja, ni tampoco habría
donde dejarla. Como buen bancario, es metódico, puntilloso, celoso del orden de
las cosas y harto controlador. Tercera generación con el mismo oficio y en
consecuencia los mismos patrones de conducta. Puntual para comer, para irse y
para volver; siempre atildado en el vestir, y celoso de su prolijo y
excesivamente corto corte de pelo. Celoso no sólo de su cabellera, sino además
de su entorno: llámese Lerna. Desconfiado diría, como el animal del bosque,
siempre atento a cualquier movimiento que salga de lo normal o que lo ponga
sobre aviso de algún peligro para su acostumbrada tranquilidad. Inseguro,
presto a la lucha más que a la huída, presentaba más batallas de las que tenía
que enfrentar, y la mayoría de las veces las perdía. Es que Lerna era una mujer
de carácter fácil de llevar, pero con un sentido de la justicia tal, que
desafiaba altanera cualquiera de los avances posesivos de su cónyuge. Esto
calmaba las aguas la mayoría de las veces, pero, “tanto va el cántaro a la
fuente…..”, que el hastío iba tomando forma y cuerpo en la falsamente acusada
mujer. De esto, él ni por asomo se daría cuenta, pues Lerna bien que lo
ocultaba.
En las parejas suele haber uno de los integrantes que
efectúa un balance cada tanto, y muchas veces opta por el “status quo”, y que
todo siga como hasta ahora. Pero esa evaluación paga un precio. Oí cierta vez
que si se clava un clavo en una madera y luego se extrae, queda la marca en
forma indeleble al paso del tiempo, y a mayor cantidad de clavos, más heridas en
la madera son el saldo. Así pasa con las relaciones entre los humanos, y la metáfora
se convierte en profecía que se cumple.
Julio no lo tuvo en cuenta, y Lerna no fue la
excepción. Algo cansada de defenderse y de ser acosada y acusada, dejó pasar
por alto algunos requiebres de sus compañeros de trabajo, y algún que otro lance
de sus colegas del gimnasio, hasta que le llegó la hora. Y aquél que ya no veía
más la oportunidad de su momento, vio
coronada por el éxito su larga espera. Y tomaron por fin aquél café, tantas
veces pospuesto delicadamente por ella. Y lo tomaron después de, y no antes.
Todo sucedió entre la salida del trabajo de Lerna y la entrada al club. Y el
controlador no lo supo. Y no lo pudo saber a pesar de sus cuatro atentos ojos,
de sus sensibles cuatro oídos, ni lo advirtió su duplicada y fina intuición, ni
tampoco su olfato de cuatro narinas, como él se ufanaba de tener.
Será el último en enterarse (de ser el caso) y
lucirá-ignorante- encima de sus dos alertas cabezas (siempre mirando a cada lado
para no perderle pisada a Lerna), una preciosa doble cornamenta que, además
ahora, le pesa tanto que para colmo de males ha enlentecido -también- sus habituales
y hoy inservibles reflejos.
Finalmente, si éste texto llega a alguien que lo
identifica, espero le sirva de lección.
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