Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

27 ene 2013

COMO MÚSICA PARA MIS OÍDOS


                                                  CAPÍTULO UNO. MR. BERNIE

......y comencé a andar las menos de 10 o 12 cuadras que me separaban de la estación del tren que me llevaría a lo de slictik el millonario.
El traqueteo y el suave hamacamiento que se sentía en la butaca del vagón de primera clase, permitían ( en el sentido de no obstaculizaban ) que mi mirada a través de la ventanilla pudiese disfrutar de cuanta inscripción , leyenda, o pintarrajeada, que desafiantes ¿ adornaban ?- ornamentaban-,( mejor ), las diferentes superficies que estuvieron algún día disponibles para tal furtiva actividad.
Acompañaba esta placidez, una cierta inquietud, producida por el hecho de no haberme ni acercado, siquiera, a la casa-mansión de un rico de la magnitud de este hombre ( Oscar, creo que se llama ) , del que sólo conocía su impronunciable apellido.
Lancé una discreta mirada en el vidro del lado opuesto, que a la sazón oficiaba de eficiente espejo por cuestiones de reflejos de luz, para chequear, disimuladamente, si mi saco, corbata y sombrero, estaban donde y como yo los había acomodado al salir de mi departamento.
Satisfecho del resultado de la furtiva investigación, me incorporo y me acerco a la puerta de salida, dispuesto ya a descender en la "propera parada".
                                  Capítulo dos. Slictik
Desconocía aún los manejos de horario de Mr. Bernie, (como me decía  que le gustaba que lo llamasen), y nada sabía yo aún, del origen de él, ni de su apellido, que por ende ignoraba.
Para ser consecuente con mi habitual estilo de recibir a alguien en casa, le solicité a Iñaki que preparase algunos bocadillos sencillos , pero apetitosos, al estilo casero, nada sofisticado, tomando en cuenta el probable perfil de mi invitado ( un académico de la linguistica, creo, no un " connaiseur " ).
Al poco rato, invadía la estancia ( siempre ponen así los escritores, mas allá del tamaño de la vivienda y nunca supe porqué ) la mezcla de  humeantes olores de unas tostadas al ajo y unas tapas de mariscos.
De la bodega extraje un vino que me pareció adecuado para la ocasión, y también le dije a la señora de Iñaki (cuando entró a trabajar conmigo era soltero, pero para no perderlo, le dí después trabajo también a su novia ) , que sacara de la heladera- por favor- algún que otro refresco y unos hielos.
En el comedor, mientras vigilaba que se cumplieran mis pedidos-órdenes, se podían oír unos comentarios asordinados y algunas risitas de Sofía, seguramente producidos por algún manotazo impropio que le propinara el pícaro Iñaki, y que yo ignoraba, en silenciosa y discreta complicidad.

                                        capítulo 3 La visita

Apuré el paso, deseoso de llegar a tiempo puntual a la cita, pero no pude menos que detener lenta y progresivamente mi avance ante la magnificencia sólida y discreta de la inmensa vivienda, que llenaba mis ojos, hasta quedar finalmente con la mano extendida pulsando el botón del timbre-visor, ubicado a la izquierda del laborioso y rococó enrejado de aquél herrumbroso portón.
Aquí falta desde hace mucho tiempo un ojo femenino, pensé,( atado a prejuicios, como cualquiera ) al tiempo que atravesaba la entrada y me adentraba en el jardín que me llevaría a la puerta principal.
Como suponía habitual en él (un tema de personalidad ), me invitó a pasar sin protocolo, y todo el tiempo me recibió cálida y amablemente. La charla previa a tomar su coche y llegarnos al gran teatro, fue fluída, amena, ausente de rigidez alguna. Confirmé mis suposiciones, al contarme él de su viudez prematura, que se produjo al poco tiempo de terminar la construcción de Slictik Manor, nombre asociado ( siempre ) a una fortuna sólidamente creada en apenas dos décadas. El famoso " nuevo rico ", para decirlo en dos palabras.Eso completó el cuadro que mentalmente me hacía de este nuevo personaje incorporado hacía poco tiempo a mi vida. 

                                capítulo 4 El " loco " Bocavlo

Valga la redundancia, estoy como loco con esto de la "Gran Gala de las Galimatías " , nombre que disfruté hasta la locura, cuando lo pude extraer de mi cerebro, barruntado entre otros que morían al momento de crearlos, pero que dejaban un enredo tal, que era casi imposible rescatar y evaluar los nuevos que iban naciendo.
Como no dispongo de limitaciones creativas, tanto por mi demente imaginación , como de la inacabable fortuna del auspiciante, se alquiló ( después me enteré que lo había comprado ) como sede del espectáculo, la imponente sala del Gran Teatre del Liceu, en donde Slictik ( yo lo puedo pronunciar porque hago lo que quiero con lengua y carrillos) hiciese parte de su fortuna con espectáculos puestos en cartel allí mismo.
Haciendo " gala " de divertida vestimenta, cambié sólo por esta vez, mi viejo sombrero circunflexo, por otro de igual modelo, pero confeccionado en charol negro haciendo juego con mis- también- nuevos zapatos, si se puede llamar así a eso que llevo puestos en mis pieS. Así son, como una s itálica , no en forma de bota, claro.
En el resto del cuerpo nada, porque si normalmente mi abdómen ( por llamarlo de alguna manera ) cambia de letra constantemente, la vertiginosidad con que lo hace desde hace algunos días, no soportaría siquiera una liviana  y vaporosa levita.
El pueblo todo, curioso, y haciendo buena letra, se congregó en la cita,y como se dice en nuestra juerga,( con el idioma se juerga ) trabajamos a sala llena. En una vista panorámica parecía un teatro tradicional, pero si se fijaba uno ( no yo, otro ) con adecuados binoculares, podía apreciar sutiles cambios. Uno de los ejemplos a que hago referencia es que a la primera fila de platea se le quitaron dos butacas y se reemplazaron por dos apoltronados sillones finamente tapizados en pana roja, con un cartelito en el asiento que decía ( en el que estaba escrito, los asientos no hablan ) " reservado para Mr. Bernie y Mr. Slictik.

                                    Capítulo 6 ¿LO QUÉ ?

Ocupamos no se podría decir, porque los butacones eran mas grandes que nuestras respectivas humanidades y tanto Slictik como yo, apenas necesitábamos dos tercios de cada lugar.
Desde tan preciada ubicación, se podía ver a los músicos ( creo que eran músicos ) cuya indumentaria constaba de un apretado y elástico traje de neoprene negro, que les permitiría todo tipo de movimiento como después veríamos en la obertura .
Bullicioso movimiento se adivinaba detrás de bambalinas y mientras se leía el programa, ( que nadie conocía de antemano ) se encendía una luz que alumbraba directamente a cada uno que lo abría, confiriendole a la sala un efecto lumínico muy original. 
Gran Sinfonía de la letra y la Palabra auguraba la programación, ejecutada por cuerpo estable del Gran Teatre del Liceu y por elenco inestable del Gran Taller del "loco " Bocavlo , que se presenta hoy por única vez en público y nunca más.
La obertura no se escuchó, se leyó. Los músicos no eran tales, eran ejecutores de instrumentos especialmente diseñados, que al ser activados con lengua, dientes y carrillos desprendían letras de colores flúo que volaban ( se podría decir danzaban ) en el ambiente iluminado del escenario. De cada bambalina surgían finas y acrobáticas figuras, como las del Circ de Soleil, que con armoniosos movimientos, como escuchando una silenciosa melodía, las ordenaban en el aire, formando las palabras que a cada espectador se le antojaba mentalmente, al verlas bailar.
Impactante se podría decir, pero no hay vocablo que describa la emoción de las personas, y su incredulidad ante tal despliegue de magia escenográfica.
No había limitación alguna, eran todas y cada una de las palabras pasibles de rotar, desmembrarse, guionarse, silabearse, pronunciarse en cualquier idioma ( conocido o no ) alterarse ortográficamente, y el único requisito a lograr y todos lo lograban, era que se entendiera cabalmente el sentido de cualquiera de ellas.
¡ locura total !
Un toque de genialidad ( si eso era ya posible), era una larga fila de personajes de rostros adustos, posturas rígidas, inmovilizadas por sí mismas,. que parecían no disfrutar del magnífico espectáculo y que simbolizaban a las reglas gramaticales, paradas debajo de un cartel, en el que en latín estaba escrito: COLLOCARE LIMITEM.
Como el abrumador final sinfónico al que estábamos habituados a escuchar en cualquier tradicional concierto, al gesto de levantar los dos brazos y lápiz en mano, como singular batuta, y cerrarlos en un feroz abrazo, cayeron al piso todos los ejecutantes, y ante nuestra asombrada ( le queda chico ) mirada, comenzaron a caer desde el techo,cientos miles de clap,clap,clap,clap, mientras nos retirábamos perplejos, no sabiendo todavía, si teníamos que haber aplaudido "com de costum".
El " loco " sudoroso y tranquilo ya, se secaba la frente con un gran pañolón blanco.
                                         Bernie5422







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