Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

31 mar 2014

NI PIES NI CABEZA Foto-texto

                                                 NI PIES NI CABEZA  Foto-texto

* la foto es de Jeno (Sonymage) y la tituló " Hacia una vida mejor " cosa que está por verse.


 
  
    

Estudiábamos en los cursos de los Preparatorios de Medicina, en las clases de filosofía, que " el corazón tiene razones que la razón misma desconoce", que según Pascal -científico y filósofo- autor de la famosa cita, significaría que las desconoce, no que aquél no las tiene sobradamente, si le leo correctamente, o si le interpreto bien.

Aunque a mi modo de ver, no sería buena cosa-a priori-que el órgano que más late en nuestro organismo, tuviese razones irracionales, sin ser sopesadas , mensuradas y analizadas en comandita con el master supremo: el cerebro.

Porque además sería válido, ¿porqué no?, que el cerebro tuviese razones que el corazón mismo desconociese, y nunca he escuchado esa frase, ni de Pascal, ni de sus detractores, si es que los hubo, o si los hay hoy en día. ¿Con qué derecho se atrevería don cerebro a tomar actitudes a sabiendas ocultas a tan noble compañero, pensando que no sólo no las conoce, sino que peor aún, no las comprendería cabalmente? 

Porque eso -aparentemente- subyace en el enunciado de Pascal: las razones del corazón no serían comprendidas por la mente.

No por ello inválidas, entiendo, sino algo fuera de contexto, para el razonamiento estructurado de la mente pensante.

Al amparo de algunos conocimientos de neurología básica, es difícil que el cerebro acepte órdenes del corazón, máxime si entiende que no son adecuadas, al menos en un porcentaje lógico, acorde con la situación planteada.

Quisiera poner un ejemplo harto conocido por todos. Lo hemos leído o escuchado asociado a cosas del sentimiento amoroso, por decir algo que estaría comandado por las razones del cardio irracional: el joven arde de amor irrefrenable por la moza de a la vuelta, pero a la hora de zamparle el beso que ansía desde hace mucho tiempo, sus piernas no le obedecen, está agarrotado, como clavado al piso; un sudor frío le corre por la espalda y además se ha quedado mudo, incapaz de emitir no sólo palabras adecuadas, sino que además se le escucha una respiración entrecortada, y la joven -para colmo de males-, no entiende absolutamente nada de ese repentino y súbito mutismo.

Quién sepa algo de fisiología sabe que el que está comandando todo ese cuadro de stress es el cerebro, no el corazón. No son las razones del corazón las que frenan el ansiado ósculo, son las conexiones neurológicas, son las catecolaminas, ni más ni menos.

Otro ejemplo, pero desde la orilla opuesta es el de Romeo y Julieta:

¿alguien osa decir que si el cerebro hubiese estado en contra del impulso amoroso del joven, éste hubiese podido subir hasta el balcón de su amada, y colarse exitosamente en su habitación?

Como en toda discusión o reflexión no es buena cosa cerrarse o ser demasiado enfático, hoy me permito dejar una puertita abierta a la posibilidad de que el corazón tenga las mismas razones que el cerebro, pero que venciendo la resistencia de éste, no le deje considerar las consecuencias de algunos actos, ejercidos con poca , o escasa premeditación. Eso me suena más plausible. El famoso tira y afloje. Más que entendible en dos órganos colegas , pero en pugna. Por eso, en parte de acuerdo con Pascal, y en parte de acuerdo con el fotógrafo, me pregunto...,¿ hacia una vida mejor, realmente?. ¿Porque..., que se vea luz en la ventanuca, es suficiente razón para suponer que nos dirigimos a la libertad o a que se cumpla nuestro deseo, o realmente lo que hay es un abismo insondable y tan extenso como luminoso? ¡Qué enigma en esos peldaños!

Si nominamos el corazoncito de Jeno, y le llamamos Romeo, sabremos, los que leímos la obra del famoso dramaturgo, que para el galán, París valió una misa, pero se la oficiaron a él y a ella, lo cual dista muy mucho de un resultado libertario, a mi modesto modo de ver las cosas.

Por eso el dicho popular que enuncia que lo que hizo esa persona, "no tenía ni pies ni cabeza", tal lo ilustra la magnífica foto de Jeno y su desmembrado y rojo corazón.

Ahora bien, no obstante lo anteriormente enunciado, y para finalizar, quiero felicitar al protagonista por el esfuerzo puesto en la difícil tarea de querer sentirse libre,o ansiar una vida mejor, aunque sea a costa de no tener más nada que un gran corazón. En eso, tenía finalmente razón el tal Pascal, que bien se hubiese merecido una buena fotografía de cuerpo entero. 

Bernie5422

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