Lo escrito se lo mandé por mensaje privado, nadie de la revista lo puede ver. Lo comparto con ustedes,como todo lo que escribo.
CALIBRE 22 Un homenaje en privado. No daba para publicar.
Con un disparo,
el obturador captó la imagen, y el dedo aflojó la presión. Ya no había más nada
que hacer, ya era de ella. Toda suya.
Su
pañuelo-manto; sus aretes; su “piercing” del ala izquierda de la nariz, y esa
mirada de ceño entre curioso y molesto (de frente levemente arrugada), y una
mirada casi belicosa, apenas desafiante y dolida, perdida en el bronce parejo
de su piel.
Todo captó.
Hasta el alma le quitó. Por eso ese gesto, por eso esa mirada, por eso esa
intriga airada.
Pero nada podía
reclamar ahora. La huella permanente del disparo se le quedaría en la frente
para siempre.
Como si la bala-foto
hubiese tenido labrado en la placa su nombre eternamente. Destinada
exclusivamente para ella.
Para Daya, la
del “click” entre ceja y ceja. ¿Será de “Bang”-ladesh? Besos y felicitaciones,
Bernie.
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