Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

8 may 2014

ONOMATOPEYA Y OTRAS YERBAS

[size=150]
-Vea señora, lo cierto es que no he podido evidenciar que su chico presente algún problema de índole sicológico a resolver. El motivo de su consulta ha sido extensamente estudiado por el equipo nuestro, y para su tranquilidad debo decirle que a nuestro saber y entender, Alejandrito no precisa-de nuestra parte- tratamiento alguno.
Ha respondido a satisfacción los test que le hemos realizado, y se podría decir aún más, está su hijo bastante por encima de los estándares normales para niños de su edad. Posee alto índice de comprensión y no denota sufrir alguna deficiencia de tipo emocional, que le esté produciendo trabas en su desenvolvimiento intelectual, así como en su adaptación al medio social que le rodea.  Esto es su familia, sus amigos, y las diferentes personas con las que se relaciona en el colegio.  De modo que, para resumir, vaya usted tranquila, que eso de hablar con la zeta, que se descubrió en el análisis de los sueños, no reviste ninguna entidad. Eso sí, le dejo aquí la dirección y el teléfono de un excelente fonoaudiólogo, quien pienso es el que probablemente le pueda ayudar en ese tema a éste chico. Que tenga un buen día, y gracias por acudir a nosotros.
De esa manera, formal, pero cálida-si se quiere-se despedía el Dr. Salvio de la señora Gutierrez y de su hijo de nueve años.

Sentados a la mesa-a la hora de la cena- le contaba toda esta conversación a su esposo, mientras desde allí se podía observar a Alejandro mirar absorto su programa de dibujitos en la tele. Le prestaba toda su atención, y estaba ajeno a la conversación que sus padres sostenían a propósito de él.
-No sabés cuánto me alegra lo que me estás contando- responde el hombre, entre bocado y bocado, como si la cosa no fuera tan grave como para dejar de comer para comentarla. Te dije que para mí era algo sin importancia, y pasajero, por otra parte. Esos chicos que se orinan en la cama, o que sólo quieren comer milanesas, esos, realmente, precisan terapia, pero éste chico, salvo la z, no veo que tenga esa necesidad. ¿Me pasarías las papas, porfa?, están muy buenas, por otra parte.
Y así, en ese tono, la conversación sobre Alejandro quedó finiquitada en cuanto se pusieron de acuerdo los dos padres, en seguir el consejo del sicólogo infantil, y hacer esa consulta con el fonoaudiólogo.
Tocan el timbre, se anuncian en el portero eléctrico, y se llegan ( la mamá y Alejandro) después de dos pisos por el ascensor , al consultorio de fonoaudiología, que pomposamente llamaban “ Tratamiento y soluciones definitivas en los trastornos del habla”.
-A ver señora, desde el principio, detálleme todo lo que usted sepa de este tema de la zeta, y de porqué le preocupa.
-Bueno, -algo nerviosa,porque no esperaba tener que hacer un racconto minucioso- la mamá le adelantó que había concurrido a una consulta con un sicólogo de niños, porque el colegio nuevo al que tenía que ir el niño, tenía ese requisito previo a la matriculación. Y ahí le relata la experiencia con el sicólogo, que lo único que descubrió, era que el chico cuando contaba sus sueños, cambiaba el tono de voz, y además hablaba su idioma tal como si hubiese nacido en algún otro país de habla hispana, pero con acento y vocabulario diferente al que usaba en estado de vigilia (término que recién había aprendido).
-Y además, todo con la zeta.  No diferencia la ese de la ce, ni estas dos de la zeta, la fonética es igual para los tres fonemas, le resumía el fonoaudiólogo, como confirmando el relato.
-Así es, doctor, le respondió la señora.
-Bueno, no es un caso en que yo le pueda asegurar éxito, así, de buenas a primeras, y además, debo decirle que es la primera vez que se me presenta un desafío como éste.
Le propongo un par de sesiones de trabajo y estudio, en donde focalizaremos nuestra atención en descubrir cómo comienza este proceso, y porqué, y así le podría yo adelantar afirmaciones más precisas sobre el tipo de tratamiento a seguir, las posibilidades de éxito, y el costo de todo este procedimiento, claro.
-Y así nos despedimos, viejo, le contaba en la cena al marido.  Acordamos día y hora para esa prueba, y después él verá.
-Escuchame, le contestó el hombre, te digo de verdad, estas papas están mejor que las del otro día, y sigo pensando que lo del  nene-que otra vez estaba en la alfombra, hipnotizado por los dibujitos de la tele- son paparruchas. Y hablando de papas…., ¿no me darías dos o tres?.
Bueno, se hicieron por fin las tres consultas experimentales establecidas anteriormente, y nuevamente en reunión con el profesional.
-Vea señora- y se veía que quería como medir o seleccionar bien las palabras- lo de Alejandro no tiene mayor relevancia, y creemos que en la vida adulta no va a persistir. Lo que hemos comprobado es que al presentarle para que leyera textos afines con el asunto escolar, como algo de idioma español, o la lectura de un texto de matemáticas globales, el chico pronuncia perfectamente las tres vocales, y las identifica sin tropiezos. Pero, cuando le dimos a leer alguna de esas revistas de comics, se le transformaba la voz, y dejaba ya de pronunciar correctamente ni la ese, ni la ce. De los idiomas ni le cuento, en inglés tiene una pronunciación envidiable.
Lo que al niño le sucede, en realidad, no tiene que ver con la fonoaudiología, es la influencia-nefasta,se podría decir, de la tele, y esos programas doblados en Centroamérica. Y que sólo lo pronuncie todo con zeta, cuando cuenta un sueño, es porque todo lo que mira en la televisión, es para él como un mundo diferente, algo soñado, distinto totalmente, un mundo aparte, con el que se identifica absolutamente. Algo así pasa con las niñas cuando se juntan a jugar a las madres con sus muñecas, cambian totalmente la voz e imitan a los mayores. No se preocupe más.
Ah, me olvidaba. Lo de la zeta y el sueño, es sólo porque tanto en las revistas como en la tele, al sueño lo identifican siempre con el sonido de la zeta, es sólo eso, y nada más.
Y a la hora de la cena......
-¿Viste que era como yo te había dicho? El nene no tiene nada malo, es normal. Y hablando de normal, ¿te parece normal que siempre tengamos que comer papas?
…………………………………………………………………………………………………………
Todo este relato, que es pura ficción, es en realidad el prolegómeno de una anécdota que protagonizaron unos amigos míos cuando llevaron a su hijo a una sicóloga especializada en pediatría.
Después de algunas pocas sesiones, la terapeuta los cita, y algo preocupada les comenta que al pedirle al niño que dibujara a su familia, éste lo hizo representando a los tres; a su madre, a su padre, y  a su hermano, en la playa, debajo de una sombrilla pintada toda de negro. Y, al decirle que dibujara la casa en donde vive, lo hizo bien, pero con cuatro chimeneas.
La sicóloga intentaba que los padres entendieran su preocupación, ya que la familia estuviese bajo una sombrilla negra, significaba-según su opinión, que a esa familia no sólo no le entraba el sol, ni la luz, sino que allí, en el seno mismo de la cosa, todo era oscuridad y negrura. Con respecto a lo de las chimeneas, no dejaba de explicar que significaban-sin lugar a dudas- la representación del predominio de lo fálico, lo que auspiciaba problemas de género o conflictos con la autoridad paterna a futuro.
 No habían tenido tanta suerte como Alejandro y sus papás, pues al tiempo que se levantaban de sus respectivos sillones para no volver nunca más a ese consultorio, le dijeron a la perpleja doctora, que efectivamente tenían una casa con cuatro chimeneas, y que su sombrilla era absolutamente negra.
                                                                          Bernie5422

No hay comentarios: