Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

9 may 2014

FELIZ CUMPLE, FRANCISCO

Allá por los sesenta, canjeaba de a montones “revistas de chistes” ya leídas, por otras, nuevas para mí, la más de las veces con amigos, o con compañeros de la escuela. También, se podía hacer en algún negocio de venta y canje de libros y revistas, pero eso demandaba trasladarse hasta el centro de la ciudad, que quedaba a más de una hora de ómnibus desde mi casa.
Recuerdo, entre otras, aquellas que contaban las aventuras de Cisco Kid, que montaba un “malacara” negro, y Pancho (su Sancho panza, o lo más parecido).
Era, recién ahora caigo en la cuenta, como dos en uno, pues en cuanto al nombre se refiere, Cisco debería ser el final de Francisco, y Pancho se les llama a los Franciscos, al menos acá, por mis lares.
Ya no compro ni canjeo más de aquellas revistas, pero la vida tiene un andar en círculos, que a veces te depara algunas sorpresas.
Ésta vez, otra vez en los sesenta (acabo de cumplir sesenta y seis), reaparece Francisco-Pancho, montado sobre Diablo -¡oh, coincidencia!, tres en uno, para defender a los pobres y frenar a los ricos y que todos podamos decir, al final de cada cosa que éste Papa hace o dice: ¡Oh, Cisco, oh, Pancho!, al igual que en los finales de cada capítulo.
Aquellas aventuras que veíamos en las revistitas, no eran para reírse, y las que le vemos protagonizar a Francisco ahora, tampoco. Y siguen las coincidencias.
La cosa va en serio, y los “malos”- como solíamos decir-, la van a pasar bastante mal de ahora en más.
Cisco Kid no sabía de pedófilos; Cisco kid no sabía de maniobras fraudulentas en el Vaticano, Cisco Kid no sabía que el infierno no era tal. Pero debiera haberlo sabido, nos hubiéramos ahorrado años de pesares y penurias ocultas.
Por suerte, el Cisco que ahora nos toca vivir, también maneja las riendas del Diablo, y de estas cosas que desconocía su antecesor (el de la revista, claro), se está ocupando, y muy bien por cierto.
Y la “malacara” la luce solamente el caballo, porque el que está en la foto de arriba, además, tiene un gesto bonachón, que llama a subirse a su grupa. 
“A galopar, a galopar, hasta………….” (Rafael Alberti)

Bernie5422

Recuerdo, entre otras, aquellas que contaban las aventuras de Cisco Kid, que montaba un “malacara” negro, y Pancho (su Sancho panza, o lo más parecido).
Era, recién ahora caigo en la cuenta, como dos en uno, pues en cuanto al nombre se refiere, Cisco debería ser el final de Francisco, y Pancho se les llama a los Franciscos, al menos acá, por mis lares.
Ya no compro ni canjeo más de aquellas revistas, pero la vida tiene un andar en círculos, que a veces te depara algunas sorpresas.
Ésta vez, otra vez en los sesenta (acabo de cumplir sesenta y seis), reaparece Francisco-Pancho, montado sobre Diablo -¡oh, coincidencia!, tres en uno, para defender a los pobres y frenar a los ricos y que todos podamos decir, al final de cada cosa que éste Papa hace o dice: ¡Oh, Cisco, oh, Pancho!, al igual que en los finales de cada capítulo.
Aquellas aventuras que veíamos en las revistitas, no eran para reírse, y las que le vemos protagonizar a Francisco ahora, tampoco. Y siguen las coincidencias.
La cosa va en serio, y los “malos”- como solíamos decir-, la van a pasar bastante mal de ahora en más.
Cisco Kid no sabía de pedófilos; Cisco kid no sabía de maniobras fraudulentas en el Vaticano, Cisco Kid no sabía que el infierno no era tal. Pero debiera haberlo sabido, nos hubiéramos ahorrado años de pesares y penurias ocultas.
Por suerte, el Cisco que ahora nos toca vivir, también maneja las riendas del Diablo, y de estas cosas que desconocía su antecesor (el de la revista, claro), se está ocupando, y muy bien por cierto.
Y la “malacara” la luce solamente el caballo, porque el que está en la foto de arriba, además, tiene un gesto bonachón, que llama a subirse a su grupa. 
“A galopar, a galopar, hasta………….”
Bernie5422

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