Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

16 ago 2014

LA CABELLERA DE PLATA (LEYENDA)

*La foto es de Japy, de Sonymage.  Ganadora del mes de julio, lleva por título Riverdel (ver El señor de los anillos).


                                                          LA CREACIÓN

Primero eran la nada y el todo. Sólo la luz y la oscuridad, todo mezclado. La tierra inundada, los ríos y los mares secos. Nada tenìa personalidad. Los pájaros no sabían aún volar, y los peces ni sabían, ni tenían por donde nadar. No estaban ni el hombre ni la mujer, y la luna se encontraba tan lejos, que nada iluminaba todo.
Los dioses, aún confundidos, todavía dudaban si eran dioses de la naturaleza o del bien o del mal, porque la naturaleza estaba enmarañada, y nada dejaba ver qué era malo ni qué era bueno.
De pronto, el sol vino desde muy lejos, y golpeó a la luna que se dejó ver de cerca- mostrando su cara- mientras el sol siguió su viaje a las estrellas hasta que se detuvo sólo para alumbrar, y poder observar bien qué había pasado. Le gustó lo que dejaba atrás, y se quedó allí a vivir para siempre.
Entonces se crearon el día y la noche, las tierras se secaron, y los ríos y los mares se llenaron, y las semillas germinaron, y los pájaros volaron y los peces nadaron.
Como había agua que tomar, qué cazar y qué pescar, los dioses pusieron al hombre y a la mujer, y separaron al bien del mal.
Y cuenta la leyenda, que un río muy cristalino , impetuoso y joven, no sabía por donde seguir, y las tierras se empezaban a llenar de agua y los animales y los hombres corrían asustados. Los dioses al ver lo que sucedía, levantaron la mano , y la dejaron caer con la fuerza de una gran piedra filosa, e hicieron un tajo tan profundo en la punta del río, que éste saltó tan rápido de las altas tierras - tal una hermosa cabellera - que se dejó caer en las tierras bajas, y así nació la primera catarata.
Lo asombroso es que después de millones de años sabiendo la única verdad, a los seres humanos de hoy se les ha ocurrido pensar que las tierras se movieron solas, y como un gigantesco mazo de cartas, se mezclaron y se separaron provocando estos fenómenos naturales.
¿Y los dioses qué, se fueron y ya no hacen nada, y lo dejan todo en manos de la naturaleza?
Sólo hombres y mujeres ignorantes pueden desconocer y negar el trabajo de los dioses. Si las cosas siguen así, no sé adónde podremos llegar. Tal vez, otra vez al oscurantismo de los primeros tiempos, cuando ni el tiempo-como lo conocemos ahora- existía, y todo era pasado, presente y futuro, todo mezclado. Luego, el hombre y la mujer hicieron los puentes y los castillos, pero eso, muchas, muchísimas lunas más adelante, y gracias a los dioses, también.

                                                                                                      Bernie 

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