Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

11 nov 2013

HÁBIL DECLARANTE

                                                 HÁBIL DECLARANTE
“Mire señor juez”, comenzaba a decir el acusado de turno... Pero en realidad, yo debería relatar desde un poco más atrás el cuento, como un “racconto” de esos que vemos en las películas, en que la escena se pone difusa, como con ondas líquidas que la desdibujan, y el filme te traslada a un pasado que de alguna manera tiene que ver con ese momento. Como les decía, la cosa se entiende mejor, si vemos a el declarante el día del arresto, cuando luego de entrar al banco, saca de entre sus ropas el revólver, y tras tirar dos o tres tiros al aire, y empujar al piso a un desprevenido cliente, fue reducido en menos de diez minutos por tres hábiles vigilantes de la empresa de seguridad contratada por la entidad bancaria.
Pero en realidad, si nos ubicamos un poco más hacia atrás, y lo vemos parado frente a la puerta del banco, leyendo sin darse mucha cuenta el letrero colocado sobre el vidrio de la puerta, para que no pasara desapercibido para nadie que quisiese atravesarla e ingresar al banco, entenderíamos, tal vez, mejor el desarrollo de los acontecimientos que nos ocupan. En letras de molde, solicitaba, o mejor,  sugería (después veremos porqué mejor), con un solo vocablo, “TIRE”, y al salir, de similar tamaño, y a espaldas del anterior, uno en el que imperativamente decía “EMPUJE”.
-Justo a mí, se justificaba el hombre, que trabajo- como usted seguramente ya sabe, señor juez- en una empresa que me destina a hacer continuamente gestiones bancarias. Me tocaba ver varias veces al día, y en diferentes locales esos dos carteles. Es la finalidad que persiguen todas las campañas de publicidad. A ver si entiende mi punto de vista, argumentaba. Cada vez que yo atravesaba esas puertas, leía sin querer esos avisos, y subliminalmente -como se dice- la orden hacía carne en el subconsciente. Tire, empuje, tire, empuje, empuje, tire, empuje, tire. Yo llegaba a las inmediaciones de cualquier banco, y ya estaba martillando en mi cabeza la idea de que tenía que tirar y además, que debía de empujar. Comprende ahora, señor juez, que no he sido dueño de mis actos, me lo han sugerido, de lo contrario, no estaría yo parado acá frente a usted declarando por intento de robo. Soy, como verá usted, culpable e inocente al mismo tiempo. Pero voy  más allá, si usted me lo permite. También tienen en esas puertas  letreros que advierten que no se permite el ingreso de las personas con lentes oscuros, ni con gorros o sombreros que le tapen la cabeza. Todos entendemos que son medidas precautorias de seguridad, pero en lo que a mí compete, sólo le meten en la cabeza la idea de que taparse el rostro o la cabeza, o los ojos, son actos preparatorios para ejecutar actividades delictivas. Otra vez la publicidad con resultados antagónicos a los perseguidos. Todo hace pensar en un asalto. La cabeza tapada, los ojos irreconocibles, y otra vez, tire y empuje. A mí me resulta de lo más confuso, no sé a usted, señor juez. Además, si usted me lo permite, quisiera dejar constancia en actas, que más de una vez le he comentado, amistosamente, al guardia que siempre está apostado al lado de la puerta: “Si usted no tira, yo tampoco”, y hasta le he sugerido, ya que nuestro idioma es muy rico en sinónimos, cambiara el cartel por uno que dijese “JALE”  o, al salir, le he dicho que empujar, es de quienes tienen muy malos modales. Que también lo cambien, por ejemplo, por un dispositivo electrónico que la abra sola. ¿Y sabe porqué? : por la simple razón de que no hay sinonimia que no sea tan agresiva o más aún que el tristemente elegido “empuje”. Me tomé el trabajo de buscarlos y encontré otros como por ejemplo: expeler, arrojar, despedir, echar, eliminar, emitir, expulsar, lanzar, tirar, proyectar, disparar, abalanzar, derramar, emanar, extender. Ninguno me ha convencido. Salvo que usen el único que encontré y que si bien no suena apropiado, al menos tampoco suena demasiado violento: PROPULSE.   Seguro que todo esto que le digo es fácil de corroborar. Y otro sí digo, señor juez: ¿Verdad que el cuaderno de sugerencias duerme una prolongada siesta en el cajón en el que lo pusieron el día que abrieron la sucursal? Verifíquelo usted. Yo nunca he tenido la satisfacción de haber dejado por escrito una sugerencia, que haya sido tomada en cuenta, no sé Usted, pero a mí, siempre me ha pasado lo mismo. Por eso se la dejaba en persona al personal de vigilancia. Con el mismo resultado: ninguno.
Y así siguió declarando el hombre, hasta que por fin el juez bajó el martillo para - luego de emitir la sentencia- golpear sobre el importante escritorio que tenía por delante.

Y como se podrán imaginar, de muy poco le sirvió al protagonista de esta historia toda su labia, ya que cumple una larga condena, pues defendiendo el señor juez su decisión, le recordaba al acusado aquél viejo dicho popular: “Tiene usted toda la razón, pero marche preso”. Bernie5422 

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