Pablo Neruda: La palabra

"…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen…" de Pablo Neruda: LA PALABRA

31 dic 2010

LAST BUT NOT LEAST

La buenaventura, los mejores deseos para el prójimo, felices fiestas, feliz año nuevo, un buen final y un mejor comienzo, ....son los deseos de....., y se puede seguir citando una interminable serie de frases con augurios que prometen toda clase de suertes, adjuntadas a la llegada del nuevo año. La verdad que bien mirado no está del todo mal, por lo menos una vez al año y antes que éste termine, que se nos ocurra decirle algo prometedor a cualquier persona, la conozcamos de antes o no. Tiene algo de mágico, se me hace como una especie de tregua en la conducta de la especie humana; un toque de solidaridad anónimo, individual y colectivo,  aunque   no sea mas que verbal, que une a las personas más allá de otro fin eventualmente mas altruísta. Deberíamos festejar fin de año más a menudo. Por ejemplo: ¿ qué les parecería desearle al acompañante de turno del ascensor - que tomó para ir a la maldita oficina - que tenga un buen día y que sea mejor el de mañana? Y todo eso acompañado con una sonrisa, claro. Ir regalando a medida que el día transcurre variados ¡ felíz semana nueva, vecino ! ; ¡ tenga un feliz mes y que el que viene que sea mejor! ; al carnicero, al mozo del café, al que comparte la cola del bus, a los compañeros de clase , a los tantísimos "etceteras" que se presenten. A las doce del mediodía levantar la copa proponiendo el esperado brindis y repetirlo a la hora de la cena, todos y cada uno de los días del calendario.
Por eso, por último, pero no por eso menos importante, un buen saludo, un mejor deseo sería en todos los casos un buen comienzo, aunque sea lo último o lo único que le digamos con buenas intenciones al ocasional destinatario.
Sería mucho pedir, tal vez, que vengan acompañados por hechos concretos, de diversa magnitud ,  de acuerdo a las situaciones con las que nos encontremos. Porque no hace falta aclarar que lavarle los pies, sentarlo a la mesa , darle de comer y cobijarlo en la noche, suena a experiencia bíblica muy difícil de repetir en nuestros días. Porque lo que impera es que " siamo tutti fratelli, im celo, ma non in frittata " o "el que parte y bien reparte, se queda con la mejor parte" o cosas por el estilo. Sin embargo " res non verba " tampoco alcanza por sí solo. Se me antoja que es algo frío, en ocasiones hasta un tanto impersonal, pues lo que decía que decíamos tiene también ese efecto balsámico de la palabra con sonrisa, una dupla difícil de empardar.  ¡Qué decir de un abrazo, o al menos algún contacto físico ! que ajuste los platillos de la balanza y minimize las diferencias de peso y medidas.
Porque que " el maíz crece desparejo no es nuevo, pero que la hoja de la hoz lo empareja cuando siega, tampoco ". Sabemos que no podemos sembrar todo el maíz, ni tampoco podemos en todos los casos evitar que crezca desparejo, pero sí podemos al menos, intervenir en la cortada,  lo más igualitaria que sea posible y convertirnos cada vez un poco más en el "mago de Hoz " con H de Humano y falta de ortografía a propósito incorporada.
Como verán, no es fácil escapar a la enunciación de deseos un 31 de diciembre, ni zafar de creer íntimamente, que se harán realidad, lo que sin duda mejora la cosecha.

                                                         Lo dicho, Bernie.

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