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¿Y cómo se lo vamos a decir?...le dijo ella a él. _Pues
la simple verdad. Que vas a tener un hermanito, alguien con quién
jugar, así no estarás tan solo, sin más compañia que las de tus padres.
Pienso que por ese lado no le molestará, y además siempre será el
primogénito. Vamos mujer, no te preocupes tanto. Y así habló Adán, y
así escuchó Eva. O tal vez fue al revés y el que escuchó fue Adán, lo
que no sorprendería a nadie, ya que desde que el mundo es mundo, las
madres parecen ser mas intuitivas que los padres. Y es muy probable que
ésta conversación, así de esa manera, se esté dando todavía en nuestros
días. Y el que se llamaba Caín, vio nacer a Abel, lo vio crecer y lo
vio adueñarse de todas las atenciones que él estaba acostumbrado a
disfrutar solo, y a no compartirlas con nadie. Ya no lo tenían tanto en
brazos, y además lo soltaban cada vez que su hermanito menor lloraba por
ésto o aquello. Y así nacieron los sentimientos de envidia; los
celos; el despecho; las represalias; el rechazo, y el odio en sus
distintas y sutiles formas de manifestación. Y el mayor desea las
regalías del menor, y éste ansía las regalías del mayor, y los dos a
intentar conseguirlas, a cualquier precio. Por eso Freud , algunos años
mas adelante calificó a los bebés de "perversos polimorfos", algo que
uno no puede aceptar así nomás, al ver las imágenes de esas tiernas y
delicadas criaturas. Que lo son, pues "lo cortés no quita lo valiente",
aunque no haya -todavía- barreras como las normas de ética o de moral, o
las buenas costumbres, a ser usadas o reclamadas en esas edades. Y
ahora a crecer y a relacionarse. A establecer sus propias reglas de
convivencia y de complicidad, ya que inevitablemente comparten techo,
padre y madre, que no es poco. Comparten sí, pero no al cincuenta por
ciento. Los dos saben de las preferencias de cada uno de los
progenitores, y de la influencia que cada uno de ellos puede ejercer en
sus padres, tanto juntos como por separado. Y se establece una lucha
silenciosa de poderes, destinada a lograr la supremacía de uno sobre el
otro, encuadradas en lo que se conoce como "la rivlidad entre
hermanos". Y cuenta la historia bíblica que un día salieron al campo,
donde Caín era dueño y señor, y que por un "quítame de allí esa pajas",
o peor aún, por un quítame de allí esa arboleda - pues Caín había
juntado muchos rencores en tantos años - tanto le dio de palos a Abel
hasta que lo dejó muerto. Y Dios le preguntó si sabía algo de la vida
de su hermano, y éste le contestó con soberbia: ¿Acaso soy el guardián
de mi hermano? Y Caín creció; se multiplicó, y se murió, y fue al cielo, y allí se enteró que de verdad la reencarnación existía. Y de nuevo se encontró en un vientre materno, y de nuevo nació. ¿Y cómo se lo vamos a decir?...le dijo ella a él. _Pues
la simple verdad. Que vas a tener un hermanito, alguien con quién
jugar, así no estarás tan solo, sin más compañia que las de tus padres.
Pienso que por ese lado no le molestará, y además siempre será el
primogénito. Vamos mujer, no te preocupes tanto. Y allí le estaban esperando Abel -su hermano mayor- su papá, y su mamá. Y crecieron juntos los dos hermanos, y se adoraron, y se odiaron, y todas esas cosas que es normal que sucedan entre hermanos. Y
así fue que un día, salieron de paseo, y una cosa trajo a la otra, y
Abel - por un quítame de allí esa fábrica de celulosa- , le dio de palos
a Caín ,tanto, que lo dejó muerto. Pero no se lo sacó de encima del
todo, pues leyendo el Martín Fierro, se enteró que "Los hermanos sean
unidos, porque ésa es la ley primera. Tengan unión verdadera, en
cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los
de ajuera"(sic)
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